lunes, 10 de marzo de 2008

Desfile budista

Patrimonio de la UNESCO desde 1995, la ciudad de Luang Prabang está situada en la confluencia de los ríos Mekong y Nam Khan, y rodeada de montañas.

El encanto de Luang Prabang radica tanto en el entorno, como en su arquitectura. Edificios coloniales franceses se mezclan con más de 50 templos budistas, la mayoría de ellos construidos antes de la época colonial francesa cuando fue la capital del primer reino laosiano, entre los siglos XIV y mitades del XVI. En 1545 la capital se trasladó a Vientiane, aunque Luang Prabang continuó siendo el centro religioso y espiritual del país.

Los habitantes de Luang Prabang pertenecen a varias etnias distintas, principalmente Kamu, Lao Loum y Hmong, y se mezclan en las calles con monjes ataviados con sus túnicas naranjas (la mayoría son niños de los pueblos alrededor, que sus padres mandaron a ser monjes para darles una educación y para quitarse una boca a la que dar de comer).

Según el budismo, toda acción intencionada o elegida (karman) crea una variedad de resultados y nuevas condiciones, llamadas maduración (vipaka) o fruto (phala), que son del mismo tipo de calidad moral que la acción (buena o mala).

Cada mañana, un desfile de cientos de aprendices y monjes budistas, repartidos en columnas, recorre las calles en silencio con sus cuencos. Los laosianos que quieren ganar méritos de cara a alcanzar el Nirvana, depositan arroz pegajoso (sticky rice), fruta u otros alimentos como ofrenda. Esta ceremonia se llama Binthabat y es un antiguo rito que se repite con cada amanecer.

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